Cada Navidad, cada año, aumenta de forma considerable el consumo de sidra, esa deliciosa bebida que en muchos países (especialmente el nuestro), sirve para brindar en las cenas y comidas navideñas en la compañía de familiares y amigos. Además de su sabor, lo cierto es que nos encontramos ante una bebida digestiva que ayuda a regular determinadas funciones intestinales, motivo por el cual se convierte en una bebida ideal para después de las comidas y cenas copiosas tan comunes en esta época tan especial del año.
La sidra es una bebida alcohólica, generalmente de baja graduación, la cual se obtiene de la fermentación del jugo de manzana. Es decir, es una bebida que se elabora a partir del zumo de manzana fermentado. Por ello es común que popularmente se conozca a esta bebida también con el nombre de vino de manzana (aunque obviamente en realidad no lo sea).
Beneficios nutricionales de la sidra
Como te comentábamos brevemente en las líneas anteriores, la sidra destaca por ser una bebida de procedencia natural con una baja graduación alcohólica, además de aportar pocas calorías y no contener grasas. Si echamos un vistazo a las calorías de la sidra, nos encontramos con que un vaso de sidra de menos del 3% de volumen de alcohol aportan sólo 31 calorías. Por tanto, todo dependerá de la graduación de la sidra, ya que existen algunas variedades que pueden alcanzar los 8º de alcohol.
La sidra es una bebida natural especialmente rica en los siguientes nutrientes esenciales:
- Vitaminas: aporta vitamina C, vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6 y B7), vitamina E y vitamina K.
- Minerales: aporta potasio, zinc, magnesio, fósforo y sodio.
- Otros nutrientes: como antioxidantes naturales, que ayudan a reducir los efectos tan negativos de los radicales libres. También aporta polifenoles y sustancias péptidas.