Además de ser amigos de la casa, es de agradecer la importancia y la implicación que han tenido en el deporte.
La primera generación, formada por Joxe y Agustín Aginagalde, fueron grandes remeros del Ama Guadalupekoa de Hondarribia. Joxe estuvo en varias conchas y Agustín fue un gran deportista. Desde que se retiraron no han dejado de participar y ayudra en todo lo posible al club.
La segunda generación la forman Gurutz y Julen Aginagalde (hijos de Agustin). Los dos hermanos han sido grandes jugadores de balonmano.
Gurutz jugó durante muchos años como portero en el Bidasoa de Irún y en la Rioja. Además, en el 2017 debutó con la selección española con 39 años y fue nombrado mejor jugador durante el partido contra Polonia. Hace unos años que se retiró, pero sigue formando parte del mundo del balonmano. En 2018 lo nombraron presidente del club Bidasoa Irún, siendo este año reelegido para cuatro años más.
Por otro lado, Julen Aginagalde juega como pívote. Ha sido dos veces campeón de Europa y uno del mundo, además del bronce en las últimas olimpiadas de Tokio. Este año va a ser su última temporada, pero al igual que su hermano seguirá formando parte de este mundo, esta vez como director deportivo del Bidasoa Irun.
Esta familia sin duda se merece un agradecimiento por todo el trayecto deportivo y por la implicación que siguen teniendo en el mundo del deporte de la comarca del Bidasoa.
Por eso, les dedicamos a ellos esta temporada de sidrería.
¡¡Gracias por todo a los Aginagalde!!