En estas fechas nuestros manzanos están vistiéndose de color, creando un escenario precioso que, aunque lo veamos todos lo años, lo recibimos con alegría. Y es que la primavera no sólo la sangre altera, sino que también da pie a procesos nuevos como es la floración.
Esta etapa del manzano suele ser desde principios de abril hasta finales de mayo, pero depende mucho del clima, la variedad e incluso puede haber diferencia entre un año y otro.
Hablando del clima, esta planta es resistente al frío y aguanta un abanico amplio de temperaturas, pero entre frío y calor, prefiriendo el primero ya que tolera muy bien las bajas temperaturas del invierno. Aun así, no le favorecen en absoluto las heladas de primavera puesto que afecta directamente a las flores. Además, cuando el árbol no recibe el frío necesario en invierno, la floración dura más de lo debido, teniendo como consecuencia una polinización pobre; mientras que bajas temperaturas durante la floración atrasan la caída de pétalos.
En el País Vasco el clima cambia un poco de una zona a otra; en nuestra zona, Gipuzkoa, es ideal dado que la planta recibe la humedad necesaria y las temperaturas son moderadas. Por ello, el manzano recibe muchas horas de frío y tiene una buena floración.
Sin embargo, la cantidad cambia según la variedad, por eso lo mejor es elegir la adecuada. Esto se refleja en que algunas especies son más tempranas que otras. Por ejemplo, entre las variedades del País Vasco, “Udare marroi” es una de las tempranas, mientras que “Reineta” es de las tardías. Eso hace que se creen escenarios curiosos como el de nuestro manzanal; que tenemos por un lado manzanos floreciendo desde principios de abril, mientras que otros aún no tienen ni los capullos fuera.
También hay que tener en cuenta que no todas las yemas de flor florecen al mismo tiempo dentro de un mismo manzano, siendo un proceso gradual. Esta fase de la naturaleza dura unos 15 días. Cuando el 10% de las flores está abierta, se considera que el árbol está en el comienzo de floración; con el 50% abiertas en plena floración y con la caída de todos los pétalos en el fin de floración.
Cada año vemos flores en primavera, ¿pero conoces las partes de una flor y sus funciones?
La flor al ser hermafrodita tiene los dos órganos sexuales (masculino y femenino), pero necesita de ayuda externa para reproducirse.
Para completar su función, tiene diferentes partes muy importantes:
- PEDÚNCULO: La parte que sujeta la flor a la rama.
- PERIANTO: se encarga de proteger los órganos aún inmaduros. Está formado por el cáliz (la base formada por sépalos que sujeta y protege a los pétalos mientras sea capullo) y corola (formado por pétalos que se encargan de atraer a los polinizadores con su olor y color).
- ANDROCEO: el órgano sexual masculino, formado por estambres, los cuales producen polen.
- GINECEO: el órgano sexual femenino que está formado por el estigma (que crea néctar para pegar el polen), el estilo (conduce el polen hacia el ovario) y el ovario (donde se encuentran los óvulos).
Todas estas partes tienen una vital importancia en la floración. Cuando se abre una yema de flor (como se ve en la primera foto de abajo) se asoma la corola, que está formada por los pétalos y dentro se encuentran el estigma y los estambres. Estos tendrán un papel importante en la polinización y fecundación. En cambio, cuando se abre una yema vegetativa aparece la hoja, la cual será vital para la fotosíntesis. Porque no olvidemos que en primavera también aparecen las hojas.
En el anterior artículo explicamos la poda y ahora has conocido un poco más el proceso de la floración. Como se ha mencionado anteriormente, la floración abre las puertas a la polinización y la fotosintesis. Pero esos temas los trataremos en otro momento….
Poco a poco nos estamos sumergiendo en nuestro mundo… ¡no te preocupes que el apartado de la sidra también llegará! Por eso, ¡no te pierdas los próximos artículos!
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